Encerrado conmigo mismo por obligaciĂłn, en cuarentena por una pandemia en el 2020, espero no recordar estas lĂneas, escritas en una mezcla de emociones difĂciles de explicar.
Siendo una mañana de otoño, frĂa y sin ninguna motivaciĂłn para levantarme de la cama, usando el zapping como recurso de distracciĂłn, me encuentro con un documental sobre la vida de Michael Hutchence.
Obvio Michael, obvio INXS ¡me fascina, me fascinan! Razones suficientes para ver la docubiografĂa del solitario pero carismático, talentoso, atormentado Michael, cualidades narradas con las que empieza la voz en off en mi pantalla.
Sin terminar de ver el documental, no porque estuviera malo sino porque en una parte comienza a sonar <Never tear us apart> y me dejo envolver en su adictiva letra, apago la TV y coloco la canciĂłn en mi bocina, canciĂłn que se repite una y otra vez diciĂ©ndome subliminalmente: “Christian, tienes que dejar ir”.
Cuando la negaciĂłn es más grande que la realidad, cuando lo que creĂa sostenible ya no lo es, como un amor o como la vida que conocĂamos antes de la entrada en masa de este fuckin’ virus, resulta algo chocante.
Me cuestiono cuántas veces, en tĂ©rminos generales, me dije: “¡Este es el momento! Todo será diferente ¡para mejor! ¡Mañana empiezo algo nuevo!”.
O es realmente ahora ese momento, o simplemente estamos en modo pausa en relaciĂłn con el tiempo.
Para mà es una pausa incómoda, no sé si realmente sea mi momento de cambiar lo que no es sostenible dentro de mi vida en general. Me gusta mi vida como tal, pero a la vez también siento esa falta de algo... Es muy confuso.
Mientras sigo cantando "don't ask me what you know is true..." imagino mi vida a lo Michael Hutchence, muy rápida y rebelde.
Algo atractivo para alguien como yo, que soy entre estructurado y relajado, entre conservador y progresista: un tipo de 38 años que viste semiformal y tiene 19 tatuajes, que desea hacer locuras extremas pero luego se contiene, porque asà fue criado, para ser esclavo de lo que habla y amo de lo que calla.
Un culposo más de este mundo católico.
Entonces, si la pandemia de verdad nos va a cambiar la vida, como dicen muchos, por ahora tengo dos opciones: vivir en una playa semidesierta (no soy tan hippie) en Ecuador o Brasil o hacerme monje de claustro en el interior de España. No bromeo.
Sin una clara definiciĂłn del rumbo que quiero para mi vida o, mejor dicho, del estilo de vida que quiero para mĂ, coloco en spotify "Not enough time" de INXS - porque el tiempo no es suficiente - y concluyo por hoy.
Demasiado lĂo mental, despuĂ©s conversaremos más y de más temas.
Por cierto, ¡quĂ© buen tema!
¡Hasta la prĂłxima!